Nicolas Topiol deja Christian Lacroix, la empresa que dirigió durante casi veinte años. El consejero delegado hizo el anuncio a través de un mensaje en su cuenta de LinkedIn, que fue recogido por la cabecera estadounidense WWD. Según lo acordado, pasa el relevo a la dirección de Sociedad Textil Lonia (STL), el grupo gallego propietario de las marcas CH Carolina Herrera y Purificación García y participado en un 25 % por Puig, que adquirió la marca a principios de este año.
"Cuando asumí la dirección de Christian Lacroix en 2005, algunos ya la consideraban un pilar del pasado. Nosotros la hemos convertido en una enseña relevante del presente y en una marca de futuro. Gracias a las licencias, el estilo de vida y la venta al por menor, nunca hemos comprometido sus fundamentos", escribe el directivo en su mensaje.El directivo, que dice marcharse "con orgullo", cree que hoy "la empresa es fuerte, resistente, rentable, deseable y preservada. Ha atravesado crisis. Ha cambiado de modelo. Cambiado de mercado. Pasado de mano en mano. Y, sin embargo, se ha mantenido firme". Ahora dedicará su tiempo, como presidente, a Bechert Corporation, una consultora privada especializada en fusiones y adquisiciones.
Durante los últimos veinte años, Nicolas Topiol ha acompañado a Christian Lacroix en sus distintas etapas. "Hemos capeado temporales, reconstruido cimientos, reposicionado la marca, reestructurado la empresa y, en última instancia, gestionado con éxito su traspaso", afirma.Conocida por su estilo exuberante, barroco y con solera, la marca fue fundada en 1987 por LVMH y el diseñador homónimo, entonces director creativo de Patou. Los diseños de Christian Lacroix, que toman como punto de partida Arles, su ciudad natal, se caracterizan por la inspiración hispánica, el color y las formas innovadoras y teatrales.En 2005, LVMH vendió la marca al grupo estadounidense Falic, uno de los principales actores de la venta en aeropuertos. Afectada por una grave crisis financiera, la marca entró en suspensión de pagos en 2009. Evitó la liquidación, pero puso fin a sus actividades de alta costura y prêt-à-porter para concentrarse en la concesión de licencias. Christian Lacroix abandonó la empresa en ese momento para dedicarse a colaboraciones, sobre todo en el diseño de vestuario para teatro y ópera.
