A pesar de todo el pesimismo que se puede leer sobre la Semana de la Moda de Nueva York, las últimas 24 horas en Manhattan arrojaron un cuarteto de colecciones impresionantes, encabezadas por un extraordinario desfile de Khaite.
Khaite: ingenuidad en medio de los oscuros entresijos de América
El decorado del interior de The Shed, un gigantesco espacio para espectáculos en Hudson Yards, condensó el ambiente incluso antes de que aparecieran las primeras prendas.
Como escenario, una serie de pasarelas diagonales a través de un estanque completamente negro y lo que sugería glaciares rotos cubiertos de niebla. El suelo parecía incluso deliberadamente suelto por debajo cuando uno caminaba para tomar asiento.Una experiencia cinematográfica que recordaba a David Lynch. "Los oscuros bajos fondos de Estados Unidos siempre me han fascinado", confesó la diseñadora fundadora, Catherine Holstein.
Un desfile que comenzó con chaquetas abiertas por los costados y ligeramente torcidas para sugerir una sensación de inseguridad e imperfección. Después se combinaron con vaqueros, algunos con dobladillos de 30 centímetros, o rematados con náuticos acabados en tacones kitten.El núcleo de la propuesta eran las estrictas chaquetas de pescador alargadas de cuero o las urbanas americanas cruzadas. Todo cortado con un ligero aire de desequilibrio.Holstein acaba de tener su segundo hijo, una niña, y una sensación de inocencia se dejaba ver en las blusas de gasa bordadas con ciertas imperfecciones en pétalos de tela cosidos a mano.
"Realmente quería la idea de la ingenuidad. Volvíamos una y otra vez a esa idea", expuso.No obstante, la ropa tenía una cualidad feroz: chaquetas colgando en ángulos extraños; vestidos de cóctel de algodón beige torcidos para parecer ligeramente inacabados; tops tipo sujetador con forma de hábito de monja; tops de fieltro rígido cortados hasta la mitad del torso, pero con mangas alargadas.“Encuentro confianza en la inseguridad. A lo largo de mi vida siempre me he sentido un poco diferente de los demás, aunque no me viera tan distinta. Nunca me sentí parte de ningún grupo en el colegio”, dijo.De hecho, cada look respiraba Khaite; el ADN del estilo es tan fuerte que ayuda a convertir a la marca en el look definitorio del Nueva York contemporáneo, un gran uniforme para mujeres ocupadas y con estilo en la jungla urbana.
Todd Snyder: los hípsters de La Habana mandan
Dónde estaba Ernest Hemingway cuando se le necesitaba, pues el escritor habría disfrutado escribiendo unos cuantos "bon mots" a la colección hipster Havana presentada el sábado por Todd Snyder.
"La Habana playboy se encuentra con el vintage, y con una pequeña dosis de Miami de los 80", comentó Snyder en el backstage de su desfile, celebrado en el interior de un nuevo edificio de oficinas que se alzaba en la calle 28.Hizo un guiño al elegante legado de la vieja Habana con una gran variedad de trajes de lino a rayas. Todd es un sastre consumado y mostró toda una serie de chaquetas de lino seco con hombros amplios pero sin estructura, o rematadas con cuellos de solapa tipo chal. También se veían en chaquetas Norfolk o tipo safari con cinturón, ceñidas con fajas. Los pantalones tenían la cintura alta y pliegues invertidos, y todos eran cómodos y favorecedores.Elaboradas en una paleta tropical de coral rojo desteñido, púrpura juguetón o crema papaya, las prendas pedían a gritos un descapotable vintage, de esos que los cubanos aún mantienen con cariño.
Snyder parece un diseñador en plena racha. Acaba de ocupar un piso en el mismo edificio que su nueva sede. Mientras tanto, sus colaboraciones con marcas en este desfile –desde las gafas Moscot hasta los bolsos Il Bisonte y los fantásticos weekenderes tejidos de Guanabana– lucieron espectaculares.La próxima temporada, Todd celebrará su 15º aniversario. Este elegante desfile fue un recordatorio de que su visión fresca y con clase de la moda masculina es la clave de su longevidad.
Area: Aburn debuta con garbo
Una de las nuevas voces más interesantes de la moda neoyorquina es Nicholas Aburn, el nuevo director creativo de Area.
Aburn sucede a Piotrek Panszczyk, que cofundó la marca experimental con Beckett Fogg hace una década. Se une a Area con un excelente pedigrí, tras su paso por Tom Ford, Alexander Wang y, más recientemente, la alta costura de Balenciaga.Y eso es lo que fue en gran parte esta colección, alta costura de vanguardia: ya fueran faldas y vestidos de cóctel de seda y nacarados o camisetas de fútbol con lentejuelas cortadas en sexy vestidos de fiesta con aberturas laterales.Aunque Aburn abrió con un estilo "downtown street chic": cazadoras negras, vaqueros de pata de elefante y una serie de minifaldas atrevidas. Todo ello, convirtiendo los pantalones en minis y usando las piernas como cinturones anudados de forma salvaje.A Nicholas le vendría bien un poco de autoedición, y algunos de sus vestidos de lentejuelas psicodélicas y de cadenas metálicas recordaban a Germanier en París. Pero aún así, esto se sintió como el debut de un diseñador que tendrá una influencia real.
Altuzarra: a punto en el Woolworth
Ningún diseñador neoyorquino actual es tan refinado como Joseph Altuzarra, aunque su refinamiento pueda venir acompañado de giros inesperados.
Como en el desfile de la mañana del sábado, presentado ante unas pocas decenas de editores, compradores y jóvenes bellezas, en lo alto del Woolworth Building, cerca de Wall Street. Debutó con estampados florales inspirados en la secuencia de apertura de “American Beauty”, mientras pájaros surrealistas sobrevolaban blusas de seda y vestidos de seda fluida.Cuando se trata de la sutil habilidad de drapear un vestido de cóctel cortado al bies, de cortar pantalones harén o de colgar chaquetas de caza de dos bolsillos, pocas personas en cualquier rincón de la moda tienen el garbo de Altuzarra.De ahí que siga siendo un misterio que Altuzarra no sea una gran estrella de la moda. Quizá porque su talento es demasiado rico, demasiado capaz de confeccionar un armario completo, y no tan bueno a la hora de idear una prenda definitoria que uno sepa al instante que es un Altuzarra.Dicho esto, esta fue una colección primavera/verano 2026 de gran elegancia, y un recordatorio triunfal de que la Semana de la Moda de Nueva York está muy viva y coleando.