El martes por la noche, Riad puso el broche final a su tercera Semana de la Moda con el desfile de la británica Stella McCartney, un símbolo de la ambición de la capital saudí tras seis días de presentaciones dominadas por firmas locales.
Fiel a su compromiso de utilizar materiales sostenibles, la diseñadora, que debutaba en Oriente Próximo, presentó una selección de piezas de sus colecciones primavera-verano 2026 y otoño-invierno 2025. Ante un público reunido en el King Abdullah Financial District (KAFD), y con varias celebridades e influencers locales luciendo diseños de la británica, McCartney mostró creaciones elaboradas con materiales innovadores como el Yatay M, una alternativa vegana a las pieles exóticas hecha a base de micelio, las lentejuelas vegetales Sequinova (una primicia mundial), viscosa responsable, malla biodegradable y seda regenerada.Con el cierre a cargo de McCartney y la apertura a manos de Vivienne Westwood, la Semana de la Moda de Riad gana peso y visibilidad internacional. En un país que apuesta por grandes eventos (como en el deporte, con Cristiano Ronaldo como embajador del reino), la moda se afianza como un eje estratégico de inversión estatal. Por primera vez, el certamen reunió a diseñadores y marcas internacionales junto a las locales, reforzando el objetivo de la Comisión de la Moda saudí de dinamizar el ecosistema creativo nacional.
La estrategia de la Semana de la Moda pasa, ante todo, por convertir Riad en su epicentro. El evento reúne a figuras destacadas de la alta sociedad de Oriente Medio, entre ellas Georgina Rodríguez, pareja de Cristiano Ronaldo, y se proyecta con fuerza en el corazón de la capital saudí. Por la noche, la icónica torre Kingdom Center, reconocible por su silueta en forma de ojo de aguja, ilumina su fachada de 302 metros con proyecciones dedicadas a la Semana de la Moda, retransmitiendo incluso uno de los desfiles en su gigantesca pantalla.
Una operación de seducción
Una operación de seducción que parece estar dando sus frutos. En un país tradicionalmente marcado por el rigor religioso y donde la moda no forma parte del día a día de la población, la nueva generación dorada saudí se abre paso entre el tráfico de avenidas de tres carriles para sumarse al ambiente de los desfiles. Desde el onírico escenario instalado en el hotel Mandarin Oriental hasta una pasarela levantada en pleno desierto, un palmeral o la azotea de una torre con vistas a la ciudad, la Semana de la Moda se convierte en un recorrido por enclaves excepcionales que seducen tanto a locales como a visitantes.Estos momentos condensan los contrastes del nuevo paisaje saudí. Al caer la tarde, mientras el almuédano llama a la oración desde una mezquita cercana, el público se agrupa a la entrada de los desfiles, móvil en mano, listo para posar ante los photocalls. Escenas poco habituales en una ciudad donde, aunque las mujeres han sustituido en gran parte el niqab por el hiyab, las normas de vestimenta siguen siendo conservadoras. Los hombres alternan el thobe tradicional, una túnica blanca de manga larga, y el shemagh a cuadros rojos y blancos con conjuntos completos de firmas de lujo europeas. Las mujeres, por su parte, reinterpretan la abaya con bordados, perlas y tejidos preciosos, dejando entrever mechones de cabello bajo el velo.El lujo se manifiesta en accesorios de piel exótica, calzado de alta gama y una profusión de joyas de oro. La feminidad, en cambio, se acentúa con maquillajes elaborados y, en ocasiones, con vestidos de noche brillantes y siluetas ceñidas o escotadas, que dejan al descubierto piernas y hombros. Sobre la pasarela, esas mismas formas cobran vida. Aunque muchos de los diseñadores saudíes llevan apenas unos años de trayectoria, su círculo más joven y cosmopolita acoge cada desfile con entusiasmo, celebrando cada propuesta con generosos aplausos.
"Cada día es muy distinto. Los desfiles se encadenan y muestran una mezcla de estilos, productos y públicos muy variados. Es estimulante poder verlos todos seguidos", comenta Burak Cakmak, director general de la Comisión de la Moda saudí, organismo que organiza la Semana de la Moda y amplía cada año el número de marcas participantes. "Lo interesante es tener la oportunidad de asistir a 40 desfiles y presentaciones que ofrecen una visión muy precisa del panorama de la moda local: desde la alta costura y la moda de noche hasta el prêt-à-porter femenino y masculino, sin olvidar las firmas mixtas de streetwear", añade.Las atmósferas, en efecto, cambian radicalmente de un día a otro. Con sus vestidos de gala, la histórica casa Adnan Akbar apuesta por bordados elaborados, tul, organza y tejidos sedosos en un enfoque puramente de alta costura. La oferta continúa siendo especialmente rica para el mercado de Oriente Próximo: en Ashwaq Almarshad, los largos vestidos con colas, los bordados florales y los drapeados opulentos reinterpretan los códigos tradicionales del lujo regional. Por su parte, Atelier Hekayat explora esas mismas referencias con un lenguaje propio, trabajando las transparencias, los materiales preciosos y los volúmenes en clave contemporánea.
En el terreno del prêt-à-porter, las casas saudíes reinterpretan con frescura las vestimentas tradicionales y los códigos culturales del país. Abadia revisa las siluetas femeninas clásicas con nuevas proporciones y volúmenes. En Derza, los tejidos artesanales Al Sadu y sus motivos característicos se integran o imprimen sobre las prendas, mientras que Mona Alshebil y Razan Alazzouni fusionan la estética "working girl" con detalles de inspiración oriental: bordados sutiles, perforaciones gráficas y acabados que evocan el refinamiento artesanal local. Incluso en las propuestas de noche, algunas piezas se atreven a dejar entrever la piel, dejando al descubierto la espalda, la pantorrilla o el abdomen.En la moda masculina y el streetwear, el diálogo con la identidad saudí continúa. Mihyar toma como punto de partida el vestuario tradicional del hombre rural, creando conjuntos de chaqueta y pantalón en lana hervida y reinterpretando el Ghis, el abrigo típico, en clave contemporánea. Este mismo abrigo inspira a otras firmas como Qormuz, Awaken o RBA, que lo transforman en versiones oversize, confeccionadas con materiales técnicos o estampados atrevidos. En el caso de RBA, la puesta en escena llevó la herencia al extremo: sus modelos desfilaron con halcones, símbolo ancestral del vínculo entre los beduinos y el desierto.
El desierto también sirvió de escenario e inspiración para uno de los desfiles más potentes de la edición. La marca Cargo presentó una propuesta creativa y coherente centrada en la figura del viajero que atraviesa una tormenta de arena. Con un tono casi postapocalíptico, la firma desplegó un vestuario urbano y de streetwear a partir de estampados de camuflaje, materiales técnicos y una narrativa visual cargada de emoción, claramente pensada para conectar con el público local.La Comisión se beneficia del apoyo del Estado para desarrollar el sector. Aunque multiplica las presentaciones internacionales, en Europa y en Asia, e invita a compradores y prensa de todo el mundo, las marcas saudíes también deben conquistar a su clientela local."En los últimos tres años, ha quedado claro que debemos centrarnos ante todo en el mercado saudí. El mundo ha evolucionado considerablemente en términos de mercado. Muchas regiones tienen dificultades para determinar cómo desarrollar sus actividades. Durante mucho tiempo, en Arabia Saudí hubo una oferta limitada de tiendas, y los saudíes compraban en el extranjero. Pero, debido a la evolución del país, se abren más tiendas, se generan más experiencias y, en este contexto, las marcas locales quieren aprovechar la oportunidad. No quieren descuidar su base de consumidores locales cuando diseñan productos. Esta base es sólida. Deben respetar primero lo que quiere la comunidad local, y apoyarse en ello para ver qué otro mercado está interesado en el mismo producto y efectuar la distribución en consecuencia", explica el directivo.Por el momento, la mayoría de las marcas locales trabaja en elevar su nivel de calidad y profesionalizar su estructura. Aunque muchas aún están dando sus primeros pasos en distribución, nombres como 1886 o Hindamme ya han logrado entrar en puntos de venta destacados de Oriente Próximo. La Semana de la Moda permite también a estos creadores medirse con un ecosistema internacional. La Comisión de la Moda saudí reúne a compradores, influencers y periodistas de Europa y Asia. Además, ha firmado un acuerdo con M.Seventy, la organización que está detrás del salón White Milano, para dar presencia a las marcas saudíes en sus escaparates internacionales.Esta temporada, la participación de equipos curtidos en las Fashion Weeks europeas (desde la producción hasta el estilismo) elevó el nivel técnico y creativo de los desfiles, exponiendo a las marcas locales a un alto nivel de exigencia En solo tres años, las firmas saudíes han refinado su propuesta, tanto en diseño como en producción: algunas, como Eleven, apuestan por una fabricación totalmente local, mientras que otras recurren a tejidos italianos o a talleres franceses e italianos de alta especialización, una colaboración que promete intensificarse en próximas ediciones.
Una oportunidad para las marcas internacionales
La Comisión de la Moda saudí ha dado un paso más al abrir su calendario a casas europeas. Las firmas saudíes pueden así observar de cerca los procesos de trabajo de marcas con décadas de experiencia en el sector, mientras que las extranjeras se vinculan a actores y saberes locales. Es el caso de Vivienne Westwood, que colaboró con la institución cultural Art of Heritage en una cápsula de vestidos bordados por artesanos saudíes. Más que adaptar colecciones a las convenciones regionales y religiosas, el objetivo es crear diálogo entre culturas y oficios.
"Al presentar colecciones que respetan la cultura local, la marca logra conectar de manera muy cercana con muchas consumidoras saudíes. Estoy deseando conocer cómo se traducirá esto en resultados comerciales durante los próximos seis meses", señala Burak Cakmak. "Las grandes firmas y grupos con recursos importantes ya desarrollan activaciones, eventos, cenas y presentaciones privadas en el país. Pero formar parte de la Riyadh Fashion Week ofrece una narrativa diferente: es el momento central en que se muestra la moda en Arabia Saudí y se atrae la atención del público local hacia las marcas internacionales. Para casas independientes como Vivienne Westwood o Stella McCartney, significa aprovechar toda la maquinaria del evento y amplificar su mensaje rápidamente para captar la atención del consumidor", agrega.Con la presencia de Stella McCartney y Vivienne Westwood, y probablemente otros nombres en próximas ediciones, el certamen gana relevancia frente a eventos regionales consolidados como los de Dubái o Catar, y se posiciona también ante mercados emergentes aún en desarrollo. Además, envía una señal clara de apertura para animar a nuevas marcas internacionales a instalarse en el país.
Con la estrategia Visión 2030, Arabia Saudí busca diversificar su economía y potenciar sectores como la moda y el lujo, apoyándose en el crecimiento del turismo, llamado a desempeñar un papel central. “La Visión 2030 pretende diversificar la economía saudí; mirar más allá del petróleo. La cultura es, sin duda, uno de los pilares de esta estrategia, al igual que el turismo o el deporte", explica Burak Cakmak, que colabora con la Comisión de la Moda saudí desde 2020. "Con una población joven y educada, estos sectores tienen un enorme potencial y representan oportunidades aún por explorar para actores internacionales. Tras los primeros años de impulso, ahora es necesario estructurar la economía de la moda conectándola con la identidad saudí, su cultura, patrimonio y destinos turísticos para crear una narrativa atractiva y sostenible".Con la apertura gradual del país y la creciente competencia por captar a los consumidores locales, el reto de la Comisión de la Moda saudí y de la Riyadh Fashion Week será fortalecer las marcas locales y darles visibilidad en el mercado. Con este objetivo, este otoño se ha creado un fondo de inversión de 69 millones de euros (300 millones de riales), junto a la firma Merak Capital, destinado a financiar proyectos de desarrollo de marcas y otros actores del ecosistema de la moda del país.