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Eclecticismo en París con Leonard, Giambattista Valli y Vetements

Eclecticismo en París con Leonard, Giambattista Valli y Vetements

Eclecticismo en París con Leonard, Giambattista Valli y Vetements

La Semana de la Moda de París comenzó su quinta jornada con un programa muy intenso. En particular, los desfiles dedicados al prêt-à-porter femenino para la primavera-verano 2026 pusieron de relieve la búsqueda, por parte de los diseñadores, de cierta frescura y ligereza. Así ocurrió, entre otros, en Leonard Paris y Giambattista Valli. Por su parte, Vetements jugó la carta de la provocación.

Leonard Paris pone la mirada en California en esta colección, con ambiente de Hollywood y Beverly Hills, para un verano festivo que se anuncia muy caluroso. El vestuario, concebido por el diseñador alemán Georg Lux, concede el protagonismo a las siluetas de noche y de cóctel, con minivestidos fluidos y largos vestidos vaporosos confeccionados en sedas etéreas. Las prendas flotan y, por momentos, parecen quedar suspendidas, ondulando a cada paso en un susurro de tejidos impalpables."Me inspiré esta temporada en musas como Faye Dunaway o Jerry Hall, pero también en los dibujos del ilustrador de moda puertorriqueño Antonio López", explicó entre bastidores el director creativo, que convocó a sus invitados en el elegante palacete del distrito XVI, donde la casa se instaló en 2018. A todas luces, su colección mira tanto a la jet set de los setenta como a la edad de oro de Hollywood, con vestidos de diva drapeados y salpicados de lentejuelas.

Más que nunca, los estampados acaparan la atención: desde las palmeras californianas, rescatadas de los archivos de la casa de los años ochenta, hasta el tema floral Art Déco desarrollado por Leonard en los setenta, pasando por un nuevo motivo de amapola en rojo y naranja, que aparece en vestidos de popelina de algodón, pero también pintado en una chaqueta y en un bolso transparente de plástico reciclado, o en pendientes de metal esmaltado. Sin olvidar las flores, de todas las formas y en todas las tonalidades, que recorren el muy variado vestuario de esta colección.La ropa para el próximo verano apuesta decididamente por los volúmenes, con drapeados, amplias mangas globo, siluetas abullonadas y vestidos acampanados. Algunos conjuntos a rayas estilo "cricket club", así como blazers y trajes de corte masculino, aportan contraste al conjunto, aunque siguen resultando muy glamurosos, ya que estos últimos están confeccionados en sarga cruda bordada con lentejuelas y strass dorados.

Giambattista Valli recibió a sus invitados en los salones de su casa, a dos pasos de la Ópera, en el boulevard des Capucines. Cestas rebosantes de frutas y flores silvestres se alineaban a lo largo de la pasarela. El tono quedó fijado. El modisto italiano celebró la naturaleza en todo su esplendor, insuflando a su colección un candor ingenuo.Con su pañuelo de colores en la cabeza, su blusa y sus amplias enaguas o faldas-pantalón, o bien su vestido-delantal de encaje blanco, las modelos evocaban a campesinas que regresan del campo o a aquellas pastoras de los cuentos de antaño en busca del príncipe azul. Algunos conjuntos estaban salpicados de motivos bucólicos: flores, ramos, frutas, tréboles y mariposas.Predominan en la colección los materiales naturales, como el lino y el algodón, que aportan un toque de auténtica sencillez al conjunto mediante vestiditos, chaquetas y trajes con shorts, decorados con flores pintadas a mano al estilo de los maestros holandeses, como Vermeer, cuyos bodegones han inspirado esta temporada a Giambattista Valli.Los volantes se multiplican como pétalos en delicados vestidos de volúmenes inflados y aéreos. Se tiñen de los colores de las frutas de estación: melocotón, frambuesa, limón, cereza, fresa, ciruela. La ligereza prima con el tafetán chiné y, sobre todo, la organza, ya sea de algodón bordado, de seda fruncida o gofrada.

Después de ocupar un McDonald's en los Campos Elíseos en junio de 2019, Vetements volvió a desfilar en la avenida más bella del mundo, instalándose esta vez en un sótano de hormigón que antes albergó una tienda de Adidas. Un perro ladró con fiereza. En la penumbra, una silueta descendió las escaleras para atravesar lo que parecía un garaje sórdido cuyo techo se entrelazaba con tubos de neón. Con el rostro enmascarado por una media de nailon, el primer modelo desfiló con pantalones y botas de cuero y una camiseta blanca con una cruz gamada tachada por el símbolo de prohibición.Para su regreso a las pasarelas tras su ausencia la temporada pasada, la marca quiso hacerse notar. Pero su mensaje fue, cuando menos, confuso. Tras este primer look manifiesto, asistimos, en efecto, a un desfile sexista, en el que todas las modelos que irrumpieron en la pasarela fueron sistemáticamente desvestidas por la espalda, mientras que los hombres no estaban sometidos al mismo juego, salvo un modelo cuyos vaqueros se transformaban por detrás en plástico transparente, revelando unos castos calzoncillos blancos.La moda ha explorado a menudo el anverso y el reverso en la construcción de la prenda, pero aquí la experimentación dejó a los observadores perplejos. Tanto si llevaban prendas lenceras tipo camisón como una falda ajustada con camiseta, un traje, un vestido estampado o una severa falda recta gris, e incluso un vestido de baile rosa chicle, vistas por detrás, las mujeres quedan reducidas a simples cuerpos sexy, con las nalgas y las piernas a la vista, cubiertas solo con medias con costura y, a veces, shorts ajustados o botas por encima del muslo.Por detrás, en efecto, las prendas se transformaban en bodies muy escotados, mientras que los vestidos largos se acortaban y las faldas o bien quedaban simplemente sujetas por delante sin estar puestas, o se desabrochaban sistemáticamente por el reverso. Incluso el clásico traje sastre de tweed se subvirtió: la falda se sustituyó por unas bragas (de tweed) también, por supuesto, muy escotadas. Por otra parte, gabardinas y abrigos se abrían en la espalda o se veían privados de tejido, dejando a la vista el forro, como en ciertas chaquetas lucidas por los hombres.Dos siluetas, provistas de un enorme cojín, tipo airbag, fijado en la parte delantera a la altura de la pelvis, planteaban interrogantes. Al final del desfile, ¡giro teatral! Una última modelo, vestida con un elegante vestido de crinolina negro, completamente abierto por detrás, atraviesa la pasarela llorando y parece doblarse de dolor. ¿Qué debemos entender? ¿Que se trataba en realidad de una denuncia contra la mujer-objeto y su imagen hipersexualizada? ¿Contra los excesos de las redes sociales? Por querer conceptualizar en exceso, Guram Gvasalia, quien asumió la dirección creativa de la marca en 2021 (como sucesor de su hermano Demna, quien dejó la marca para poner rumbo a Balenciaga), corre el riesgo de perderse.